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Hace ya mucho tiempo, cuando terminaba mis estudios, tuve una temporada en la que me impactó tanto la arquitectura gotica, que no desaprovechaba la oportunidad de visitar todas y cada una de las maravillas que en nuestro pais podemos hallar de este estilo. Como reminiscencias de aquella epoca, me queda el conocimiento de algunas de las cosas que estudie fuera de horario y de temario y que llenaron mi imaginación con estampas medievales de andamios de madera y cuerda y obras a "hombre perdido".

Despues de aquella epoca, he ido cambiando mi interes y paseando mi ocio por muchos otros campos distintos de hurgar en libros modernos sobre arquitectura antigua, y asi he pasado por la pintura, la escritura, la fotografia, y ahora el running y el esqui.
Pero a pesar de ello de cada cosa me ha quedado un poquito de nostalgia, que hoy, al saber que la boveda barroca de la catedral de Valencia va a retirarse, para poder contemplar el reciente hallazgo de los frescos renacentistas sobre la antigua boveda gotica que dormía, oculta tras la primera, casi, casi, que me he emocionado.
Sabe mi conciencia, que cada uno de los maestros que pasan año a año, siglo a siglo por una obra semejante a una catedral, un palacio, un castillo u otro monumento, tiene como objetivo principal (y no secretamente, por cierto) el dejar la impronta de su trabajo personal sobre la huella del pasado, tapando, ocultando y derruyendo si fuese preciso la labor de sus antecesores.
Tal es asi, que no tenemos mas que entrar en cualquier iglesia gotica o romanica para poder observar como sus paredes han sido picadas hasta la piedra o incluso (en algunos lamentables e irrecuperables casos) encaladas y blanqueadas, cuando tan insignes estilos, eran prolificos en el colorido de sus pinturas y gozaban de una imagineria tan rica en pigmentos como en significados. Los dioses confundan al ideologo que lo perpetro y al politico que lo consintio y los hagan retorcerse en sus frias y humedas tumbas.
Hoy, sin embargo, una decision valiente me ha llenado de orgullo y de satisfaccion. Aun queda quien sabe reconocer un estilo y una valía.
No es que tenga yo, nada en contra del barroco y sus representantes, ni mucho menos. Fue sin embargo una epoca llena de abominables aberraciones arquitectonicas y de un desprecio por los estilos anteriores que ha conseguido hacer, que busque siempre que entro a una iglesia o un palacio, los restos anteriores con la mirada. No puedo evitar buscar en las alturas una reminiscencia de arco apuntado o una boveda ojival, adornada con un buen pantocrator. Como Dios manda, leñe.
Bravo por los que han tomado la decision de descubrir esos frescos maravillosos de nuevo, y dejar que contemplemos la naturaleza simple del arco trabajando como ha hecho siempre por llevarse las cargas a sus mas cercanos muros. Dejad que me recorra un escalofrio admirando la simpleza de una estructura desnuda e impudicamente resistente.
Diooosss....