martes, 31 de agosto de 2004

UN TRAUMA OLIMPICO MENOS

Han pasado 21 años y aun me recorren frios sudores cuando en las noches de invierno, mi mundo onirico me devuelve a mis 13 años, a mi primer año de instituto y a aquel polideportivo de Orcasitas donde sufri la mas dura de la humillaciones puberales.
Debia de ser una tarde como otra cualquiera, con un cielo como otro cualquiera y un viento como otro cualquiera. No puedo echarle la culpa a Eolo.
Unos treinta crueles muchachos nos dirigiamos al polideportivo a practicar por primera vez una disciplina poco comun. El salto de longitud.

Todos fueron saltando, con mas pena que gloria, esperando que alguno cayera y sufriera un aparatoso escorzo en el aire o un tropezon tonto que le hiciera convertirse en el blanco de las burlas descorazonadas del resto, pero no fue asi. Fue aun peor.
Mis pies, saltaban sobre el taftan de la pista, y enfile mi carrera con la fuerza de un Titan. Cada vez el foso de arena se acercaba mas y mas, y aquella linea de batida se mostraba ante mi, tierna y fresca como si no fuese material, batí y vole mas lejos de lo que nunca mi cuerpo lo habia hecho. Crei estar mucho tiempo en el aire y con los ojos cerrados y los musculos tensos por el estallido de potencia cai con mis pies sobre.....EL TAFTAN... NO HABIA LLEGADO A LA ARENA¡¡¡
Una y otra vez tuve que repetir la humillacion, cayendo siempre a 10 cm del comienzo de la arena. Creo que lo hice hasta que a nadie le quedaron fuerzas para reirse mas.
Y ahora, 21 años mas tarde, descubro como veis en el grafico que no hay pista entre la batida y la arena. Que la arena, pudiera perfectamente empezar, despues de la batida. Que si la pista hubiese sido como esta que está aqui dibujada, yo seria un hombre distinto y un trauma menos habitaría en el mundo.
Señores que construyen los estadios olimpicos y sobre todo los polideportivos suburbanos: A ver si nos fijamos un poco mas, por favor.

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